EL ARTE DE GRACE

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jueves, 18 de agosto de 2011

Doble Epitafio


De que se trata.


Te das cuenta de lo qué se trata?
De olvidar el dolor, de tratar de olvidar el dolor.
Pero éso es imposible, el dolor jamás se olvida. No más lo tapás. Tratar de cubrirlo y de que desaparezca, al menos por un instante fugáz. Pero éso. Solo éso.

Luego la realidad, la verdadera naturaleza de la existencia.

Un desgarro permanente, una ilimitada crueldad. Un sinfín de ambiguedades convergiendo en extático vacío.

Luego La Nada. La Nada.

Por el tránsito devenir del sufrimiento hacia el hueco helado de la futilidad.

Sólo el dolor se comparte, en un temblor frágil y desesperado.

En un inconsolable eterno llanto. Sin remedio.

Sólo el dolor se comparte y la esperanza es una mentira que paso a paso engaña para no caer en ése omnipresente hueco donde se deshacen las imágenes que solemos ser.

La imagen que te devuelve el espejo es la única real, tu carne es la mentira.
Que todo se transforma, pero lo que era deja de ser. Se desvanece en el proceso de la transformación. Los destellos fugaces de tu pensamiento sólo son éso: destellos en la nada.
Y la Eternidad?... Cobijará tu deshecha imagen en el nicho abismal del olvido.

Somos olvido.

El insoslayable Dolor de la impermanencia nos acecha insoportablemente.

Por éso tratamos de olvidar.

Todo se trata de olvidar el inolvidable sentido de la existencia: que jamás hemos sido, que no somos y nunca seremos.

Que el sentido de la Existencia simplemente no existe.
Olvidar...cómo olvidarse del abrazo compartido en el dolor?

Cómo olvidar el dolor...?

MAYO / 2000

a J.M.

( José (Pepe) Mauri : compañero de trabajo.

A propósito de la muerte accidental de su hijo.)


Pepe - in memory -

A tu recuerdo, Pepe.
Ésta copa de vino, ésta comida, éste almuerzo de las tres de la tarde y la escucha al mediodía de algunos tangos en la voz de Julito Sosa. Te los dedico a Vos, viejo compañero de laburo.
Así están las cosas ahora, así estuvieron ésta mañana cuando me enteré de tu partida.
¡La pucha! ...otro que se va con el overol puesto...
Éste flan con crema, éste café de jarrito que me ayudan a continuar subsistiendo para recordarte de aquí en más: te los dedico.
Veinte años no es nada; treinta años son mucho más de ésta nada que nos va envolviendo lentamente.
Al menos Vos tenés quienes te mezcan en su cariño.

Y del otro lado a tu hijo, que ya se alegra viéndote llegar.


5/8/2011