EL ARTE DE GRACE

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sábado, 8 de febrero de 2014

Albear


En esta trasnoche la lluvia me pesa. No sé muy bien porqué. Hace una semana que los dias lluviosos no cesan. Salgo a la escalinata de la entrada para respirar un poco y abstraerme de tanta pantalla, de PC y de Tele que me sofocan. 
Y sí: ahí a solo unos metros está su tumba, adornada de improviso con un gran y en parte roto jarrón de patio, junto a las demás tumbitas. Y sé muy bien como está yaciendo debajo de la tierra húmeda y embarrada, porque yo mismo le cavé esa tumba y en ella lo deposité amorosamente. Hace tiempo me prometo mejorársela, con algo así como con una linda estatua ó alguna columna de estilo que le dé la jerarquía que se merece.
En tanto, viene corriendo hacia mí bajo la lluvia su heredero, el que ahora debe ocupar su lugar: el de "guardián principal". 

Y nos miramos y sin mediar palabra ambos sabemos que tal lugar siempre quedará vacante, porque a escasas dos semanas se sigue sintiendo su ausencia. Y el otro, el adoptado de cachorro por Él, en un atardecer de sábado cuando deambulaba perdido por el boulevard hace ya siete largos años, parece extrañarlo demasiado, porque se lo ve metido todo el tiempo en el galpón, callado y echado.
No sé si es porque todo me fué acompañado con la lectura de un libro triste pero esperanzador como "El Hombre en Busca de Sentido" de Viktor E. Frankl (sí, el creador de la Logoterapia) y ahora justo en esta noche después de ver casualmente la película "Los Falsificadores" (con música de tango!) que trata de un grupo de prisioneros en un campo de concentración en la alemania nazi y de haberme enganchado durante la semana con una serie documental sobre la 2da guerra mundial - tal vez debido a eso que llaman resonancia -es que a uno le parece que el alma se le está asfixiando enterrada en este barro, sin cielo que nos permita catapultarnos hacia las estrellas, porque sigue permaneciendo encapotado.
Y bueno, toda muerte nos coloca de cara a la nuestra propia. Y puedo, como lo hice en  esos, sus últimos seis días, en que traté de cuidarlo lo mejor posible, recordar los momentos claves grabados en el pasado: la vez que lo fuí a buscar a la quinta de un compañero de trabajo en Francisco Alvarez donde nació y lo traía en un remise en brazos mientras me lengüeteaba la cara y a la vez miraba azorado por la ventanilla de atrás como transcurría el camino... quizá porque allí dejaba a sus padres . Las veces que no le permitía marcharse a Luis luego de sus jornadas, el albañil y amigo que tanto trabajó en las reformas de casa y a quien tanto cariño le había tomado, mordisqueándole las zapatillas.
Cuando ladraba y saltaba como loco siendo aún un cachorro cuando intentaron asaltarme un domingo de verano por la noche...cuando lo protegió adoptándolo a Amenábar- siendo este un cachorrito abandonado en plena calle -  ó sus desmedidas reacciones correteando y ladrando alrededor de la piscina cuando solía zambullirme en el agua y nadar, y en más de una oportunidad cayéndose a la misma -si mal no recuerdo ya el primer día que lo traje a casa se cayó a la pileta de donde salió nadando por sus propios medios.
Y en esa mañana de Enero cuando tuve que ir a sujetarlo porque se fué persiguiendo ése remise en donde se escapaba mi futuro....
Y cuando, como nunca vió con buenos ojos a aquél San Bernardo con nombre de una canción de Almendra que venía a invadir su territorio, un día terminamos los dos maltrechos y heridos...(bueno, más yo que él por meterme en el medio para separarlos)
Y por supuesto su inmensa alegría cuando venía Nino, el parquero, a cortar el pasto todos los sábados. Fue el único que lo alimentaba cuando yo no estaba en casa. Y fue quien lo rebautizó como "León"...

Y las veces que ya de viejo se tornaba huraño, a semejanza de su dueño...  
Y todos esos "sus" momentos nos colocan de frente a los nuestros.
Porque ya forman parte de nosotros.

Y ahora siento retumbar los truenos en la madrugada, las gotas que caen, los años que se diluyen, la tristeza que todo lo invade, la pérdida y el sufrimiento que se genera.
Pero ya lo dice Viktor Frankl:  EL SUFRIMIENTO DEJA DE SERLO EN EL MOMENTO EN QUE ENCUENTRA UN SENTIDO. 

El interés principal del hombre NO ES ENCONTRAR EL PLACER ó EVITAR EL DOLOR, SINÓ ENCONTRARLE UN SENTIDO A LA VIDA.

Pronto empieza a diluviar, el parque se inunda formando un laguito artificial, comienzan las goteras en la cocina de seguro debidas a algún desagüe tapado ó a alguna teja rota, salta el disyuntor de la zona exterior por la humedad acumulada en alguna luminaria - tengo que identificar un dia de estos cual de todas es - unos gatos duermen al abrigo del sofá y otros sobre el cubrecama en el dormitorio, los truenos inquietantes los despiertan. Y a mi me entrecruzan el sueño.





De cachorrito - Primavera 2002.

Albear en primer plano, luego Daltona (que se iría ese mismo año) y la Misha debajo de la mesa. Verano de 2003.

En el parque. Verano 2004.
De Joven.
Descansado frente al lavadero-galpón previa galería. Octubre 2004.
De operado (un tumorcito en el lomo) hace un par de años.
Con Maku, su heredero. Diciembre 2010.
Peleando por una pelota desinflada con Aménabar.

Observando la piscina con su amigo Yado. Marzo 2013.

Haciéndole el aguante a Yado, recién traído de su visita a la veterinaria. Marzo 2013  

La Banda de tres. De atrás hacia adelante: Aménabar, Albear y Maku.

Maku y Aménabar juegan en el pasto mientras Albear sube al camino. Marzo 2013.



















Albear (27 Septiembre 2002 - 25 Enero 2014), en realidad "Al-Bear" ("El Oso", en una rara mezcla de árabe e inglés, en homenaje al ovejero que teníamos en casa de mis padres - "Oso"- y copiado del nombre del segundo ovejero que mi viejo trajo cuando ya nos habíamos marchado de casa todos los hijos y al que  llamó "Bear", en obvia referencia al primero)   


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